DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA, “Dominica in albis”.

🛐 La liturgia pascual quiere que nos demos cuenta de que la vida en torno a Cristo resucitado es cosa de toda la vida, por eso estamos aquí, celebrando la resurrección, “a los ocho días”. Y es que el Resucitado está presente para siempre en medio del mundo y su pueblo reunido lo reconoce y lo anuncia.

📖 En el evangelio de hoy se quiere destacar que las apariciones a los discípulos constituyen una afirmación de la realidad de la Resurrección: el resucitado es el crucificado. Es Él mismo, pero no lo mismo. Los discípulos se convierten por esta experiencia real en testigos del Resucitado y continuadores de su misión.
Juan vincula igualmente con la Resurrección la transmisión de los dones de Dios que nos llegan a través de Jesús: la paz (shalom), el Espíritu, la alegría, el perdón…

❤️El suceso de Tomás nos indica sencillamente que aquel que no está en la reunión eclesial, no tiene la experiencia del Resucitado, se lo pierde. Jesús no rechaza la fe de Tomás, pero acaba contraponiendo a ella la actitud de los que creerán sin haber visto.

⛪ La fe en Cristo, muerto y resucitado, no es algo intimista ni particular, sino una vivencia comunitaria y eclesial. Es la fe que permite decir “Señor mío y Dios mío!” como respuesta a la Palabra proclamada y ante el Pan partido y repartido. Es en la Asamblea dominical donde se enciende y se alimenta la fe, pero esta fe se vive fuera, en el mundo diario, cuando la Asamblea se dispersa.

La fe que se vive fuera, en la dispersión, es la que provoca el testimonio, la que da testimonio con el estilo de vida y con la acción: “hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo”, y con el anuncio de la buena nueva: “hemos visto al Señor!”.

🙏Pascua: don y misión!

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