PRIMER DOMINGO DE CUARESMA.
Estamos iniciando el camino hacia la Pascua y es interesante tener a la vista las Lecturas que nos servirán de hitos en cada Domingo. Las primeras Lecturas, del A.T., repasan los grandes momentos de la historia de la salvación. Todo apunta a Jesucristo. Las segundas Lecturas, de San Pablo, comentan y aplican a la vida de la comunidad la novedad del Evangelio. Los evangelios son también típicos: después de las tentaciones y la transfiguración, aparecen las parábolas del “hijo pródigo” y de la “mujer adultera” (paradigma de la misericordia divina).
Hoy aparece Jesús tentado por el diablo: las tentaciones de Jesús son también las nuestras:

  • tentación de considerar lo material como lo primordial en nuestra vida.
  • ⁠tentación de “adorar” los valores temporales (dinero, placer, el propio yo), olvidando que Dios es el único absoluto.
  • ⁠tentación de pedir a Dios milagros y así “gloriarse ante los demás.

Y, así, otras muchas tentaciones que nos invitan a buscar el camino fácil, egoísta, materialista, olvidando el estilo de vida que nos enseña Jesús a sus discípulos.
Jesús también experimentó la tentación en su camino de la Cruz. Nosotros, por desgracia, además de la tentación, experimentamos lo que es haber caído en ella.
La Cuaresma es un reclamo para que despertemos, para que cambiemos nuestra vida, para que nos convirtamos a los caminos de Dios. El sacramento de la Reconciliación es una oportunidad que se nos regala para hacer efectiva nuestra conversión, para abrir nuestro corazón al perdón y misericordia de Dios, para iniciar con paso firme y confiado nuestro camino hacia la Pascua.